Deposición cultureta. Por José López, concejal de MC en el Ayto. de Cartagena

Son muchas las ocasiones en que vemos cómo el equipo de la Sra. Barreiro dilapida el dinero de los cartageneros y aunque intuimos el motivo por el que Doña Pilar y sus acólitos hacen lo poco que hacen, queremos referirnos a una de las últimas —esperamos que en todos los sentidos— ocurrencias de este equipo de Gobierno, que bien podría ser en si misma una metáfora de su actuación, su presencia y su propio desempeño en los cargos.

Vaya por delante que, y ya verán a qué nos referimos, nos alegra y congratula que la salud no les falte a nuestros miembros del equipo de Gobierno, y que los órganos vitales les funcionen, y hasta les permitan la conservación de la especie de los y las ediles, lo cuál a buen seguro deparará más casta y caspa, pero lo que no aguantamos es la exagerada dominación de los órganos ligados a la excreción de ideas, y no hablo de ningún severo problema estomacal, que no les deseo, sino de que las ideas del equipo de Gobierno parezcan más propias de una diarrea mental que de un proceso cognitivo. Vamos que cada vez que hacen algo, la cagan.

Al grano, este equipo, que tanto bien ha hecho a la cultura, ¡oh grandes próceres!, nos viene deleitando en las últimas fechas con la instalación en los salones del Palacio Consistorial de la obra del sin par, esperemos, Per Barclay. Dicen en la web municipal que este artista, es conocido en el mundo artístico por su lenguaje característico en el que los fluidos cambian la perspectiva de la realidad, y que cuenta con una especie de espejo de galipote en el Casino donde reflejar la realidad cartagenera, como si por si sola no fuera ya suficiente negra y fea, y con una instalación de vino en el Palacio Consistorial de Cartagena. Se trata de un sistema neumático que impulsa líquido hacia un tubo transparente articulado que se extiende por el edificio. El conducto se asemeja sobre el suelo a un ser vivo en movimiento.

Pues hablando de excretas, o de cagadas y mierdas propiamente dichas, eso es precisamente lo que aborda sin previo aviso los sentidos de turistas y vecinos que pasan por el Palacio Consistorial, nos explicamos. Desde el primer día, se ve un depósito de acero con vino maloliente —por corrompido y cerrado— con un improvisado trozo de cuerda, una pequeña bomba de impulsión rota desde el tercer día de la exposición, y un montón de metros de manguera por la que, según dicen, debería discurrir el vino —si la bomba antes reseñada funcionara, claro—, y que ha provocado tropiezos y caídas en personal y visitantes, además de un sinfín de preguntas de quienes visitan el palacio, pues dudan de si estamos en obras o de si hay un atranque en las tuberías de desagüe, algo que parece más plausible ante la realidad de lo expuesto. Es cierto que ésta no es más que una muesca más en el revolver del lobby “cultureta” que domina este Ayuntamiento y esta ciudad desde la época gloriosa del alcalde Alonso, es decir todavía, pero ¡vaya muesca!

Preguntaremos en el Pleno cuánto nos ha costado semejante mierda, les informaré de que los ciudadanos no necesitamos esta alegoría de su actuación, que ya conocemos, pero no culparemos nunca al autor o mejor, al artista, que tiene nombre de banco, trabaja con líquido, aceite, vino y suponemos que cash, puesto que aunque todo lo oculta tras el simbolismo, el dinero que habrá percibido de los cartageneros no será figurado.

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